No se si te ha pasado, lo que te voy a contar, pero a mi ya van varias veces y no es muy gracioso al momento, pero después me da harta risa.
Como es costumbre en esta ciudad, y seguramente en muchas otras, uno vive cotidianamente acompañado de estrés, siempre corriendo con el reloj de verdugo, porque como si no fuera suficiente que ya somos bastantitos los que poblamos el planeta, hay mil y un factores que se pueden poner en nuestra contra al momento de salir de casa y viajar a nuestro destino.
Yo comúnmente uso el metro, lo prefiero mil veces a camión, o matabus, pues como mis trayectos suelen ser largos, es preferible arriesgarse a que solo haya mucha gente, a irme en micro y que me agarre la manifestación del Peje, los electricistas, la antorcha campesina, los 400 pueblos, o cualquiera de sus variantes.
Y bueno, todo este choro viene a colación, porque el otro día me disponía a subirme al metro en Tacubaya, una estación bastante difícil por su tamaño y por todas las salidas que tiene, entonces venia yo en mis orgasmos mentales y muy chingón me quise meter al metro, y cuando llegue al torniquete, me pase como Juan por su casa, es decir, sin pasar mi tarjeta por el lector, y pues obvio no pase, Jajaja, nada mas rebote como Maria, y con la pena del mundo, pues había mucha que me vio.
Y no es la primera vez que me pasa, otras ocasiones también vengo en mis trances mentales, como en automático, camino por la calle, se mi destino, pero no vengo realmente conciente, si no pensando en cosas, viendo imágenes por mi cerebro que recrean lo que pienso. Y de repente, zaz, cosas como estas me traen a la realidad, y tengo que hacer el oso de regresarme, sacar mi tarjeta y ahora si pasar, y salir corriendo para aguantar la pena.
Y si se preguntan, ¿pues que anda pensando ZAKito que se da esos viajes?, Jeje, pues nada importante, bueno, si, pero eso se los contare en alguna otra entrada.
Como es costumbre en esta ciudad, y seguramente en muchas otras, uno vive cotidianamente acompañado de estrés, siempre corriendo con el reloj de verdugo, porque como si no fuera suficiente que ya somos bastantitos los que poblamos el planeta, hay mil y un factores que se pueden poner en nuestra contra al momento de salir de casa y viajar a nuestro destino.
Yo comúnmente uso el metro, lo prefiero mil veces a camión, o matabus, pues como mis trayectos suelen ser largos, es preferible arriesgarse a que solo haya mucha gente, a irme en micro y que me agarre la manifestación del Peje, los electricistas, la antorcha campesina, los 400 pueblos, o cualquiera de sus variantes.
Y bueno, todo este choro viene a colación, porque el otro día me disponía a subirme al metro en Tacubaya, una estación bastante difícil por su tamaño y por todas las salidas que tiene, entonces venia yo en mis orgasmos mentales y muy chingón me quise meter al metro, y cuando llegue al torniquete, me pase como Juan por su casa, es decir, sin pasar mi tarjeta por el lector, y pues obvio no pase, Jajaja, nada mas rebote como Maria, y con la pena del mundo, pues había mucha que me vio.
Y no es la primera vez que me pasa, otras ocasiones también vengo en mis trances mentales, como en automático, camino por la calle, se mi destino, pero no vengo realmente conciente, si no pensando en cosas, viendo imágenes por mi cerebro que recrean lo que pienso. Y de repente, zaz, cosas como estas me traen a la realidad, y tengo que hacer el oso de regresarme, sacar mi tarjeta y ahora si pasar, y salir corriendo para aguantar la pena.
Y si se preguntan, ¿pues que anda pensando ZAKito que se da esos viajes?, Jeje, pues nada importante, bueno, si, pero eso se los contare en alguna otra entrada.
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